No hay duda, el dióxido de cloro es ante todo una molécula eficaz y por supuesto, más segura que otros potabilizadores de agua empleados que provocan residuos indeseables.
Como nos aclara Antonio Agüera, licenciado en química y dedicado profesionalmente a analizar el agua de consumo de varias ciudades españolas, es una sustancia inocua en las dosificaciones autorizadas, incluso en dosis muy superiores, tampoco hace daño, como queda patente en multitud de estudios científicos.
Sólo una advertencia, no se debe inhalar pues causa irritación nasal si hay exposición al gas concentrado.